En estos días, muchas de nosotras andamos inmersas en la tarea de conectar los deseos de nuestros niños y niñas con los repartidores de ilusiones por excelencia, Los Reyes Magos.

En esta gratificante y no menos ardua tarea, nos encontramos a veces con un conflicto interior en el que por un lado prima el deseo de complacerles , concediéndoles aquellos juguetes hiper publicitados, que aparecen distribuidos en catálogos y estanterías atendiendo a dos grupos de colores ( el rosa por un lado y el resto de los colores por otro) , y por otro se impone la conciencia feminista, aquella que aboga por la igualdad entre hombres y mujeres y nos recuerda que los juguetes son un recurso para iniciar y consolidar aprendizajes, y por tanto modelos de conducta. Es aquí dónde se nos enciende el pilotito rojo de la alarma.

Si cómo madres, tías o abuelas reivindicamos una mujer del siglo XXI, independiente, capaz, libre y alejada del rol tradicional, deberíamos reflexionar sobre si los valores y estereotipos que transmiten los juguetes que recibirán nuestras hijas, sobrinas o nietas están en consonancia con aquello por lo que trabajamos día a día.

Los juguetes contribuyen al desarrollo integral de niños y niñas en todas las áreas de la personalidad: intelectual, física, social y afectiva, son un excelente recurso para iniciar o consolidar aprendizajes. Los juguetes son herramientas importantes en la vida de los niños y niñas, pues a través de ellos tienen la posibilidad de moverse, curiosear, manipular, experimentar, crear, de relacionarse y de intercambiar acciones, vivencias y sentimientos. Los juguetes facilitan su integración en el entorno social Si ponemos atención a la publicidad de juguetes, nos damos cuenta de que continúa fomentando un rol tradicional de la mujer y del hombre. En general a las niñas se les regala juguetes domésticos tales como cocinas, set de limpieza, casa de muñecas, etc. Y a los niños se les regalan juguetes más variados como coches, pelotas, juegos de construcción, pistas para trenes, monstruos, superhéroes, videojuegos, potenciando su capacidad cognitiva más que a las niñas.

Desde que se le compra el primer juguete al niño/a se está estableciendo la discriminación de género, fomentando y orientando a la niña a las actividades domésticas y asistenciales; y al niño a las actividades profesionales y fuera de casa. Pareciera ser que es una cuestión de los adultos que existan, juguetes para «niños» y juguetes para «niñas».

Es hora de que los adultos tomemos conciencia de que los juguetes no tienen sexo, que somos nosotros/as quienes los marcamos con estereotipos sexistas.

El juego es libre y espontáneo y así hemos de comprenderlo, un niño o una niña no saben qué elegir, recibe influencias y modelos de comportamiento y a partir de ello comienza a darse forma. Haced la prueba, si a un niño o a una niña no se le induce la elección de un juguete o se le prohíbe la de otro, eligen indistintamente. Y , por supuesto, las niñas no nacen amando el color rosa.

Es curioso, que aunque nuestra sociedad está en un proceso de cambio, el estereotipo sexual de los juguetes representan la sociedad de décadas pasadas, la de la familia patriarcal, pero no la de ahora, ya que hoy es muy raro que la mujer esté en su casa y no tenga una ocupación profesional, al igual que es muy frecuente ver a los hombres cambiar pañales, dar de comer a su hijo o hija, así como pasearles con el carrito. Capítulo aparte es que tiene que ver con las “princesas”, figura referencial de una potentísima influencia para las niñas, sobre todo entre los 4 y los 8 años.

Toda princesa que se precie es extremadamente delgada, pasiva, callada, sumisa, y por supuesto guapísima, no entiende su vida sin un príncipe salvador y la iniciativa y las inquietudes intelectuales no están en su repertorio de virtudes. ¿Queremos unas hijas “princesitas”?

A continuación, te propongo un decálogo para elegir los juegos y juguetes de nuestros más pequeños estas navidades:

  1. Los niños y las niñas aprenden jugando, el juego es libre y espontáneo, no hay juguetes de niños y de niñas, evita los que transmitan esta idea
  2. No hay colores de niñas y de niños. Sólo etiquetas sociales que limitan la creatividad. Elijamos los colores, no dejemos que ellos nos elijan.
  3. Intenta elegir juguetes que reflejen la diversidad de cada persona: somos iguales, somos diferentes
  4. Orientando en una buena elección de juguetes, también estás educando, escoge con acierto, que sean libres de prejuicios sexistas
  5. Elige juguetes que reúnan a niños y a niñas cooperando y compartiendo espacios, tanto públicos como domésticos.
  6. Regala juguetes que ayuden a promover todas las capacidades y habilidades personales de niños y niñas, posibilitando tanto los juegos tranquilos como los que requieran de actividad física.
  7. Busca juegos y juguetes que potencien la igualdad en la participación y el desarrollo de sentimientos y afectos, sin diferenciación, en niñas y niños
  8. Evita juguetes y juegos violentos, educa para resolver los conflictos de forma positiva, constructiva y creativa.
  9. A veces la publicidad muestra imágenes y valores distintos de los que queremos enseñarles. Es importante escuchar a las niñas y a los niños, pero no hay que decirles a todo que sí.
  10. Busca juegos, juguetes y videojuegos en los que se nombre a los niños y a las niñas